Tarragona. Ruta fotográfica por la Costa Daurada

Tras Polonia. Ruta fotográfica por Polska y Albacete. Ruta fotográfica por una región de La Mancha llega el tuno de la agradable y siempre turística Costa Daurada. Playa, delfines, buen vino y unas cuantas cosas más conforman mis recuerdos de la provincia de Tarragona, una región en la que no tiene pinta de vivirse nada mal. No os extrañe que algún día acabe siendo una de sus vecinas. De momento ahí va una selección de momentos de este soleado viaje. Pero aviso, quizá os entren ganas de coger la bici, el coche, el autobús, el tren, el avión o qué se yo que y partir inmediatamente para allá.

Generalmente uno acude a una bodega para hacer una cata de vino. En Forum Augustus de El Vendrell además te la hacen de vinagre que, en realidad, es su producto estrella. Si, sé que estáis pensando algo así como ‘puag, que asco, vinagre’. Os equivocáis. Está riquísimo. Tanto o más que sus vinos.

Érase una vez una niña (yo) más contenta que unas pascuas porque la invitaron a conocer a un delfín (el de la foto) en el Aquopoilis de La Pineda. La verdad es que esperaba más de esta actividad pero no me digáis que el delfín no tiene cara de majo, aunque en esta imagen parezca una abuelilla en un spa presumiendo de moño gris.

¿Os parece que a la catedral de Tarragona le falta un cacho? Os parece bien. Este compacto edificio está inacabado. El por qué y algunas curisidades más ya os las conté en otro artículo. ¿Os acordáis?

Las sirenas del Cantábrico nos motorizamos en el Mediterráneo. No es capricho, es necesidad, una forma de hacer este tranquilo estanque un lugar un poco más animado. Aquí descubrí que me encanta montar en moto de agua y que, por cierto, no se me da nada mal.

Uno puede hacer muchas cosas en la playa. Tumbarse sobre la arena, darse un baño en el mar, echar unas palas (si no está atestada de gente)… No os parezca raro sin en las de Tarragona os cruzáis con algún nordic walker (un señor o señora andando con bastones). He aquí su sombra.

Comparto letra por letra esa afirmación que dice que arte es todo lo que el hombre llama arte. El arte se encuentra en el museo, en el palacio y ahora, más que nunca, en la calle. Bienvenido sea.

Uno piensa en un copazo e imagina un bello recipiente con ron, o ginebra, o whisky, o Jägermeister quizá. Pero seguramente ninguno se imagina un copazo de langostinos. Pero mira, sorpresas de Salou.

Antoni Gaudí i Cornet, Gaudí para los amigos, es natural de Reus, una interesante ciudad en la que, para desgracia de sus habitantes, el genial arquitecto no realizó ni un solo edificio. Pero aquí se crió y en esta iglesia concretamente fue bautizado. Algo es algo.

La construcción que albergua el Centro de Interpretación de Arte Rupestre de Montblanc fue en su día una prisión. Entre sus barrotes ahora habitan pinturas figurativas y abstractas. Curioso cuanto menos.

Los caballeros trajeados del Aeropuerto del Prat (Barcelona) pasan del Apalabrados. Según parece, aunque sea en Ipad, ¡ellos juegan al parchís de toda la vida! Claro que si, que lo moderno no acabe con nuestra tradición.

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