Tras la buena acogida de Polonia. Ruta fotográfica por Polska, vuelvo a la carga con un destino más nacional: Albacete. Una región que quizá a bote pronto no os diga gran cosa pero que si visitáis estoy segura de que a) Os sorprenderá con verdes paisajes (sí, sí, verdes paisajes, habéis leído bien), y b) os dejará un muy buen sabor de boca porque, ¡qué bien se come en Albacete y su provincia!
Quien haya visto la película Amanece que no es poco recordará seguro el sidecar en el que padre e hijo viajaban. Todo aquel que quiera verlo in situ o echarse una foto montado en él lo encontrará camino de Ayna.
¿Qué soy yo sin un concierto? El que sea, da igual. Unas veces acabas escuchando a un trompetistas israelí en un tugurio de Bilbao y otras, como esta, al hippy-hippster escuálido de turno borracho de gritos de fans en un garito de moda de Albacete.
En el Parque de los Calares del Mundo y de la Sima podréis daros el gustazo de mirar el mundo desde el nacimiento del (río) Mundo. Una preciosa excursión que hay que hacer con guía a través de la cara verde de Albacete.
Para amantes de la espeleología la Cueva de los Chorros de la que nace el Mundo es explorable. Eso sí, hay que estar atento con las fechas para hacer la incursión no sea que uno pille el Reventón, un fenómeno por el cual el caudal del río se multiplica hasta alcanzar niveles bestiales.
En la zona de Riópar, de camino a los Picarazos, uno encuentra pequeño parajes como el Arrollo del Tejo. ¿Os atreveríais a cruzarlo por este puentecillo natural?
Yo no soy yo muy de echar fotos a la comida pero en el Callejón de los Gatos tuve que hacer una excepción. ¡Un sol se había colado en mi gazpacho! Como diría @ainaraga “en Albacete tiene sol hasta en la ensalada”.
En Alcalá de Júcar, a mil grados de temperatura aproximadamente, lo mejor es buscar refugio a la sombra de los árboles. Si es con vistas a su puente romano mucho mejor.
¿Quién ha dicho que sólo los pájaros pueden volar? Junto al Circuito de Velocidad de Albacete volé con las alas de los profesionales de la Escuela de Raúl y Félix Rodríguez. Toda una experiencia.
En la noche de San Juan cientos de albaceteños prenden sus antorchas y van en procesión hasta el Recinto Ferial para arrojarlas en una gran hoguera al tiempo que formulan sus deseos. Yo también pedí uno, ¿se me cumplirá?
Gintonic de postre en el Restaurante Cuerda. No se sirve en una copa XXL como la del ‘impresionante’ del Restaurante Álvarez pero resultó un trago perfecto y muy bien preparado para rematar una excelente cena a base de tapas en la que hasta pantunflas comimos.
La Catedral de San Juan, patrón de la ciudad de Albacete, es bonita de día pero, para mi gusto, de noche gana mucho más.
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¡Sí ha molado el post! 🙂 Albacete no es un sitio que me llame la atención pero más por desconocimiento que por otra cosa. Ahora que ya voy conociéndolo un poco me va picando el gusanillo.
Por cierto, me he dado cuenta de que no te tenía en mi blogroll! O_o ya he solucionado ese error imperdonable jajaja. Ya decía yo que no me enteraba bien de tus actualizaciones, tonta de mí.
Un abrazo!
Muy chulas estas entradas “instagram”. Albacete a priori no me llama, pero está claro que todos los sitios tienen atractivos. Un punto lo del sidecar de Amanece que no es poco 🙂
Y lo de volar en ese cacharro….soy demasiado cobarde, en avión y mucho es, maja. Un saludito 🙂
Pues no te creas Calíope. Volar en “ese cacharro” estuvo muy guay, de hecho no me dio una impresión enorme. Simplemente estuvo bien. Si puedes probar te lo recomiendo a ojos ciegos. No me dio nada de miedo (y a mi, aquí donde me ves, no me gusta volar)