Yo nunca he sido ni seré una patriota, ni de un sitio ni de otro. A lo más me consideraré una ciudadana del mundo, una chica del norte, poco más. No creo en fronteras ni en límites artificiales y entiendo que el lugar en que nacemos es producto de la más aleatoria casualidad.
Sin embargo, cuantos más lugares conozco más cuenta me doy de lo privilegiada que he sido al venir al mundo en una tierra como Cantabria, tan verde y tan azul, tan bella y tan lluviosa al mismo tiempo. Un lugar en el que el bravo Cantábrico da forma a una costa rocosa que queda a tiro de piedra de las más altas montañas. Un paraje que permite la rápida escapada a cientos de oasis de paz que, gracias a quien sea, aún no han sido invadidos de turistas. Un rincón en el que el contacto directo entre persona y naturaleza es aún posible.
Allá por junio de 2013 Mi Nube y Cantabria Infinita me invitaron a descubrir con ellos la tierruca, que es el nombre que cariñosamente damos a esta zona los habitanets del norte de España. Más concretamente su parte occidental, la que linda con Asturias, para mi la otra Cantabria, pues yo vengo a ser una suerte de afincada a ratos en la oriental, la de la Bahía de Santander, la enorme playa de Laredo y las ferratas del Asón.
El resultado de este #MiNubeTrip o excursión de casi una semana puedes verlo en este video titulado Cantabria es más de lo que imaginas. Pero aviso desde ya: te van a entrar unas ganas locas de coger el coche, el tren, el avión o lo que sea y tirar para esta tierra de paisajes de ensueño y gastronomía de toma pan y moja. O, si ya la conoces, de volver a ella. Y es que Cantabria, como decimos aquí, es infinita. O casi. Y si no te lo crees te reto a comprobarlo personalmente. Luego me cuentas.
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Hola Cristina, así es, me han entrado unas ganas de emormes de volver a Cantabría. Estuve hace unos años y me encantó esta tierra.
Un abrazo enorme!!!
Pues nada, ya sabes, vente para acá que aún nos queda buen tiempo para que disfrutes de Cantabria con un poquito de sol 😉