Viajar a otro continente es una cosa cada vez más fácil y económica. Si estás en la península ibérica ya ni te cuento. África te queda a tiro de piedra. Visitar Marruecos concretamente es algo que puedes hacer por muy poco dinero. Si no tienes tiempo para preparar tu viaje sigue estos sencillos pasos y en cero coma te verás camino de Tánger, la ciudad marroquí de aires europeos que consiguió engatusar a los mismísimos Bealtes.
ANTES DE VIAJAR recuerda que tienes que tener en regla el pasaporte, que en esta zona se habla en árabe y francés (aunque para venderte cosas lo harán en euskera si hace falta) y que la moneda que se utiliza es el dirham (puedes cambiar en el aeropuerto y en algunos casos pagar en euros, generalmente con cambio desfavorable para ti).
COMO LLEGAR. Si quieres ir en avión desde Madrid hay conexión directa con esa aerolínea de bajo coste de cuyo nombre no quiero acordarme (y el aeropuerto de la ciudad es prehistórico, digno de ver). Si prefieres hacerlo en coche baja hasta Algeciras y sube con tu vehículo a un ferry aunque esta opción es para mi gusto un tanto cara. Otra idea es que cruces a nado los 14,4 kilómetros del Estrecho de Gibraltar, sin duda la forma más barata de llegar a Tánger sí, pero también la más desaconsejable por motivos obvios.
DÓNDE DORMIR. Cuando yo visité la ciudad me hospedé en el Hotel Tarik en habitación doble al precio de 30 euros la noche (15 euros por persona). Estaba junto a la playa (mi ventana daba al mar), un tanto lejos del núcleo urbano y me intentaron cobrar por servicios que no había utilizado así que no recomiendo este alojamiento. ¿Mi sugerencia? Que busques en hostelbookers.
QUÉ VER. Tánger no es la ciudad más bonita de Marruecos pero como todas tiene su encanto. Pasea por su Medina y si está despejado atisba desde su Kasbah la costa española. Pásate por la Plaza del 9 de Abril y diviértete regateando en los zocos, tanto en el grande como en el petit. Si te apetece puedes acercarte al agua para remojar los pies en el estrecho, darte un baño en un hamman (¡ojo! No suelen ser mixtos y si quieres una experiencia auténtica puede ser complicado encontrarla siendo mujer) o, mejor aún, alquilar un coche o un servicio de taxi y visitar el precioso pueblecito de Asilah o la caprichosa Gruta de Hércules. Y recuerda que al atardecer el sol en la costa atlántica del país se esconde por el mar.
POR DÓNDE SALIR DE FIESTA. Yo lo de salir de fiesta no lo vi nada claro en Tánger. Llámame cagueta pero no salí. En su lugar preferí pasarme la tarde noche tomando té en la terraza del mitiquísimo Café Hafa como en su momento hicieran el novelista William S. Burroughs y los integrantes de The Beatles y The Rolling Stones. Lo encontrarás medio escondido en la pequeña calle Moammed Tazi (es un local sencillo, no esperes grandes lujos, de hecho no esperes ni techo porque es prácticamente una terraza). Otra opción también tranqui es pasarse a beber algo por el Hotel Continental, ese que un día alojó a los escritores españoles Jacinto Benavente y Pío Baroja y que seguramente gustará a los amantes de la novela El Tiempo entre Costuras.
QUÉ COMER. Tánger está repleta de delicias low cost. No te puedes ir de allí sin comer un especiado cuscús ni una porción de calente (una suerte de masa rara y algo insulsa que no sabría muy bien como definir. Es la cosa que ves en la foto de arriba, seguro que te la ofrece algún vendedor ambulante. No tengas miedo y pruébala). Los dulces también tienen su punto. Hay infinidad de pastas diferentes, todas las que yo probé riquísimas. Y, cómo no, tomate un té de menta. Amarillo, denso e hiperdulce. Te dejará muy buen sabor de boca.
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