Treblinka, el campo de exterminio que ahogó las voces del Gueto de Varsovia

Un precioso claro en el bosque es prácticamente todo lo que queda del campo de exterminio de Treblinka, un lugar más terrible que Auschwitz-Birkenau pues su único objetivo era eliminar personas tan rápido como fuera posible. Según la cifra más baja, entre 1942 y 1943 en este lugar fueron asesinadas al menos 700.000 personas, en su mayoría judías, de las cuales quizá más de 300.000 fueron habitantes del Gueto de Varsovia, según datos recogidos por el historiador británico Norman Davies en Europa en Guerra 1939 – 1945, ¿quién ganó realmente la Segunda Guerra Mundial?

Campo de exterminio de Treblinka

A tiro de piedra de la estación de tren de Malkinia, en un claro bucólico escondido por árboles, se ha levantado una suerte de memorial que recuerda el terrible destino que sufrieron cientos de miles de personas de nacionalidad polaca en su gran mayoría. Pero lo que hoy se puede ver allí nada tiene que ver con las impresionantes instalaciones de Auschwitz-Birkenau. Los restos de la fábrica de muerte que en su día fue Treblinka fueron borrados de la faz de la tierra por sus gestores, hasta el punto de convertirse en uno de los argumentos más fuertes de los negacionistas del genocidio que durante la Segunda Guerra Mundial (1939 – 1945) tuvo lugar en el viejo continente.

De hecho, hasta hace bien poco casi toda la información sobre los hechos que a 100 kilómetros de Varsovia tuvieron lugar procedían de testimonios, tanto de víctimas como de verdugos, incluyendo el de Fank Stangl, uno de los oficiales del lugar. Las evidencias materiales de lo que aquí ocurriera en los cuarenta no han sido encontradas hasta principios del siglo XXI, cuando la arqueóloga forense Caroline Sturdy Colls ha llevado a cabo una investigación mediante imágenes por satélite, láser pulsado (Lídar), GPS y software informático combinada con un pequeño muestreo del terreno (excavación), algo a lo que los hebreos siempre se habían negado pues desenterrar a los muertos supone una violación de la ley y la tradición judía. Su conclusión es que efectivamente, aquí fueron y siguen enterrados los restos de cientos de miles de personas que habrían sido asesinadas por los nazis.

Campo de exterminio de Treblinka

No hay barracones, ni andenes, ni ruinas de cámaras de gas. Lo que existe en Treblinka es una instalación simbólica, diseñada en los años cincuenta por los artistas Adam Haupt, Franciszek Duszenko y Franciszek Strynkiewicz, cuyos elementos identifican los lugares en los que supuestamente estuvieron enclavados otros en el pasado. Un gran Pomnik, una suerte de dolmen que pretende recordar al Muro de las Lamentaciones de Jerusalén en cuya parte superior se ha grabado un menorah (candelabro de siete brazos), es el monumento que preside el conjunto y hace las veces de tumba de las personas allí enterradas. Frente a él se ha colocado una gran roca que lleva inscrito nunca más en seis idiomas (polaco, yiddish, ruso, inglés, francés y alemán). Aquí, supuestamente, habría estado situada una de las cámaras de gas del complejo.

Tras el Pomnik se encuentra un gran charco de basalto fundido que recuerda el punto donde muchos cuerpos sin vida habrían sido apilados para proceder a su cremación. No es raro que esté rodeado de lamparillas de aceite en honor a los ejecutados.

Lugar de cremación del Campo de exterminio de Treblinka

El resto del espacio lo ocupan más de 17.000 kamenie, piedras irregulares dispuesta a modo de lápidas sobre una plataforma de cemento de las cuales tan solo 216 llevan algo inscrito, en su mayoría nombres de localidades de personas para las que Treblinka fue la última parada.

La única piedra con nombre propio es la dedicada a Henryk Goldsmit (Janusz Korczak) y los niños. Recuerda al doctor y escritor polaco judío encargado de dirigir el orfanato del Gueto de Varsovia, quien rechazó abandonar a sus chiquillos cuando a estos les dieron billete al campo de exterminio. Allí fueron destinados todos junto a otros muchos más del gueto, colectivo también con mención especial.

Campo de exterminio de Treblinka

LA RAMPA DE TREBLINKA

“En su viaje a los campos de concentración, a los judíos se les decía que iban a ser reasentados. Treblinka contaba con una falsa estación de ferrocarril con horarios ficticios colgados en el andén a fin de que pareciera una estación de intercambio en el camino hacia el este”, recuerda Davies en su obra. Aunque no haya quedado vestigio alguno de este anden fantasma ni de su rampa de llegada, lo recuerdan hoy grandes bloques de hormigón que quieren emular la forma y dirección de la antigua vía de tren.

Anden del Campo de exterminio de Treblinka

A pie de rampa comienza un camino que muere en el Pomnik, trayecto que habrían recorrido los recién llegados a esta pesadilla final. En este inicio, varios totems llevan inscrito el nombre de los países de origen de todos los llegados: Alemania, Austria, Bélgica, Bulgaria, Checoslovaquia, Francia, Grecia, Macedonia, Polonia, Unión Soviética y Yugoslavia.

Igualmente se han construido enormes puertas de piedra maciza donde habrían estado emplazadas las del campo. Un montón de tocones de piedra marca los límites del espacio que habría ocupado Treblinka II (Treblinka II es el lugar en el que se ha colocado el memorial. Según el plano de la oficina de turismo existe un pequeño campo de trabajo –Treblinka I– y un punto de ejecuciones. Los tres elementos están conectados por la carretera negra). No muy lejos de este lugar se ha situado un pequeño centro de interpretación que recibe el nombre de Museo de la lucha y el martirio de Treblinka.

Mapa del Campo de exterminio de Treblinka

Aunque las comparaciones siempre son odiosas y, muy especialmente, cuando son sobre muertos, muchos consideran que Treblinka y no Auchwitz-Birkenau debiera ser el punto central del recuerdo de los crímenes de gurera cometidos contra el pueblo judío. “Es motivo de gran confusión que Auschwitz y no Treblinka se haya convertido en el lugar principal de conmemoración del Holocausto”, apunta Davies. El razonamiento es sencillo.

Partiendo de la base de que ambos lugares fueron un infierno, el primero fue concebido con el único fin de matar, mientras que el segundo era más un campo de trabajo esclavo en el que mucha gente moría como consecuencia de las condiciones inhumanas a las que eran sometidos al que, al final, se le sumó la función de exterminar individuos. Las cifras también apoyan esta sugerencia. En Auschwitz-Birkenau murieron alrededor de 900.000 personas, en Treblinka mínimo 700.000 en menos de la mitad de tiempo. Los datos ponen los pelos de punta y no hacen sino ilustrar el terrible objetivo de la Operación Reinhard.

Campo de exterminio de Treblinka

BIBLIOGRAFÍA SOBRE TREBLINKA

Lo mejor que he encontrado escrito sobre el campo de exterminio de Treblinka se encuentra dentro de la obra de Norman Davies. Varsovia 1944, la heroica lucha de una ciudad atrapada entre la Wehrmacht y el Ejército Rojo, (Planeta, 2005) y, muy especialmente, Europa en Guerra 1939 – 1945, ¿quién ganó realmente la Segunda Guerra Mundial? (Planeta, 2008) son lecturas más que recomendables para saber más, no solo del campo sino del los acontecimientos que ocurrieron a su alrededor.

Es interesante el libro Aquellos Hombres Grises. El Batallón 101 y la Solución Final en Polonia (Harper Collins Publisher, 2011) del historiador estadounidense Christopher Browning, que recrea la trayectoria de una unidad policial que participó tanto en las deportaciones a Treblinka como en la ejecución directa de individuos. En este tomo, Browning intenta responder a partir de fuentes fiables cómo fue posible que un grupo integrado por profesionales alemanes de clase media se convirtiera en una unidad de asesinos.

Aunque de manera casi anecdótica, también habla sobre el campo Una persona autoritaria, uno de los episodios que el politólogo estadounidense asentado en Berlín Tom Lampert ha recogido en Una sola vida. Ocho historias de la guerra (Ediciones Destino, 2004). Tres páginas le sirven al escritor para hablar de la conducta de un perro llamado R, la que en su día fuera mascota de Kurt Franz, uno de los oficiales más famosos de Treblinka, célebre por su crueldad con los prisioneros. En los comportamientos de su amo el animal se vio implicado.

Asimismo puede encontrarse información volando en Internet sobre la instalación, sus gestores y algunos supervivientes. En mi opinión, entre esta información destaca la que alude a los Juicios de Treblinka, uno de los cuales condeno a Franz Stangl a cadena perpetua. También la relativa a testimonios de supervivientes que ofrece la película documental Soah (2003), una cinta de más de 600 minutos de la francesa Claude Lanzmann.

No obstante, cabe destacar que la bibliografía específica sobre Treblinka ni abunda ni es fácil de hallar. De hecho, la obra más extensa que he podido encontrar sobre este lugar es Teblinka, transit campo or extermination camp? (Treblinca, ¿campo de paso o de exterminio?), un concienzudo estudio en el que Carlo Mattogno y Jürgen Graf concluyen que el lugar era de paso y no de exterminio. Aunque es claramente revisionista, el libro está muy bien documentado.

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4 comentarios en “Treblinka, el campo de exterminio que ahogó las voces del Gueto de Varsovia

  1. Tu artículo me acaba de trasladar allí ahora mismo, aunque lo visité hace ya bastantes años. Fue una decisión espontánea, ya que el viaje que habíamos planeado terminaba en Vilna, pero decidimos ir hasta Varsovia y luego a Treblinka.
    No sabía qué esperar y me sorprendió el hecho de que no hay nada en pie. Se ven algunos restos de lo que supongo habría sido una especie de búnker o edificio subterráneo, el cementerio al final del camino y el monumento simbólico a las víctimas.
    Más que el sitio, Treblinka es la sensación desagradable que te produce solo estar allí.
    Un saludo.

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