Tan cierto es que en los Países Bajos hay vida mas allá de Ámsterdam, como que Ámsterdam es una ciudad que merece mucho la pena visitar. La capital constitucional y ciudad más poblada de un país al que no pocas veces nos referimos como Holanda (algo erróneo pues Holanda es tan solo una de las regiones del estado) es una dinámica urbe cuyo pulso suena a golpe de pedal. De hecho, ¡en ella viven más bicicletas que personas! Si aún no la conoces, ¿a qué esperas? El viaje a este lugar es bien fácil de organizar.
CÓMO LLEGAR. La opción más rápida y económica para llegar a Ámsterdam desde España es el avión. Vueling opera trayectos directos desde Alicante, Barcelona, Bilbao, Ibiza, Málaga, Mallorca, Santiago, Sevilla y Valencia. Con un poco de tiempo y algo de suerte podrás viajar allí por 100 euros, puede que menos, ¿quién sabe? Si el dinero no es problema al aeropuerto de Schiphol vuelan otras compañías. Lufthansa vende billetes desde Madrid. Si te encuentras en otra ciudad europea quizá puedas llegar más cómodamente por tierra. Desde Bélgica por ejemplo se puede tomar el tren (Bruselas 3,5 horas, 35 euros aproximadamente) o el autobús (Gante menos de tres horas, 20 euros más o menos). Yo no iría en coche otra vez porque para aparcar más o menos legalmente hay que ir muy a las afueras.
DÓNDE DORMIR. El tema ‘alojamiento’ en Ámsterdam es delicado. Aunque la ciudad cuenta con infinidad de hostels y albergues para mochileros la calidad de estos suele ser, hablando mal y pronto, una porquería. De hecho, más que recomendarte dónde quedarte puede decirte dónde no lo hagas. Bajo ningún concepto yo me hospedaría en el Marnix Hotel o en el Hotel Titus. Echa un ojo en Hostelbookers, Hotelbookers o cualquier otro buscador de alojamiento que te motive y escoge lo que creas que se ajusta mejor a tus deseos. ¡Suerte!
QUÉ VER. La bici es el medio ideal para descubrir Ámsterdam aunque si única y exclusivamente planeas moverte por el centro no será problema que te desplaces a pie. Si no te quieres comer la cabeza con qué ver vete a la Plaza de Dam y apuntate un Free Tour (prácticamente gratuito, pagas la voluntad). En tres horas de caminata verás los puntos de mayor interés turístico y te harás una idea de dónde estás. Los hay en inglés y en castellano.
A parte de eso, ¿qué no me perdería yo? Pasear, pasear infinitamente junto a sus más de 140 canales sin mapa. Simplemente dejarte llevar hasta ver dónde acabas, ya sea a pie o sobre ruedas. Si terminas muy lejos siempre puedes tomar un tranvía para volver. Tampoco dejaría de curiosear por el Barrio Rojo (o lo que quede de él), ni de día ni de noche; de entrar a alguna smart shop (comercios que venden droga, muy curiosos); ni de visitar el Waterland, un conjunto de pueblecillos a unos kilómetros del centro de la ciudad que son una auténtica monada (se ven sin prisa en una tarde, para saber más consulta Países Bajos, mucho más que Ámsterdam). Quizá me subiría a un crucerillo aunque esto último no lo veo vital.
Si te va el rollo museo o si hace mucho frío para estar de cháchara por ahí te sugiero el Van Gogh, aunque a mi personalmente me mola mucho el rollo galerías de arte. La ciudad está plagada de salas de exposiciones de todo tipo, casi siempre de entrada gratuita. No será difícil que puedas acceder a la inauguración de turno y disfrutar de la más auténtica bohemia amsterdamense (y de su merienda). Es muy famosa la casa de Ana Frank, aunque a mi me deja bastante fría la visita pues apenas queda nada original de la época de esta adolescente escritora.
SALIR DE FIESTA. Ámsterdam es una ciudad con muchísimo ambiente. Si acudes allí en el Día del Rey prepárate para no dormir en toda la noche (¡ojo! En 2014 ya no se celebró el Koninginnedag (Día de la Reina) porque la reina abdicó en su hijo. Ahora la fiesta se sigue haciendo en abril pero ya no el 30 por norma). Este día la ciudad se tiñe de naranja para emborracharse al aire libre con la excusa de rendir tributo a su monarca. El resto del año hay discotecas abiertas para dar y tomar, no especialmente baratas pero las hay, aunque confieso que como no son de mi gusto he pasado olímpicamente de ellas cuando he estado allí.
Mi alternativa a fiesta hasta que el cuerpo aguante es pasar la tarde noche a un COFFEE SHOP, sí, uno de esos establecimientos en los que fumar marihuana o hachís es totalmente legal, al menos si eres holandés. Para que pidas lo que desees que te avanzo ya no puede ser más de 5 gramos por persona, cuentan con una detallada carta en la que se especifica nombre, precio y características del material / efectos. Si no sabes qué encargar pregunta a los camareros del establecimiento, están acostumbrados a las dudas y sabrán aconsejarte.
No es condición sin equanon que te pilles un ciego de muerte si acudes a un coffee shop. De hecho, si no has fumado nunca me parece una pésima idea empezar a hacerlo en Amsterdam porque no sabes cómo te puede sentar. Puedes pasar por cualquiera de estos locales a tomarte un té (no sirven alcohol para evitar los problema que puedan derivarse de la convinación de sustancias) y ver el ambiente, sabiendo eso sí que tendrás que convivir con humo a tu alrededor. Mi coffee shop favorito es el Abraxas (Jonge Roelenteeg 12-14) pero en la ciudad hay más de 100, algunos muy cucos, así que pasea hasta encontrar el que más te guste.
QUÉ COMER. En los Países Bajos es muy típico comer arenques rollo nuestras anchoas cosa que, a mi personalmente, me da un poco de grima. Si el pescado medio crudo no es del gusto de tu paladar siempre puedes aprovechar para probar un sin fin de quesos (a tiro de piedra de la Ámsterdam está Edam) o, si lo que buscas es algo dulce, unos pofferjes, una suerte de minitortitas holandesas que estan la mar de buenas. ¡Ah! Y no te pierdas las máquinas expendedoras de guarrerías picantes que encontrarás por todos lados. Curioso, barato y muy de amsterdamer.
#POSTAMIGO
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¡Nos vamos a Amsterdam!, por Esther Calderón García
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El año pasado viajé dos veces a Amsterdan (y no por droga…) y es una ciudad que me encanta!. Recomendadísimo coger una bicicleta y desplazarte con ella por todo Amsterdan
A mi también me encanta. De hecho, tanto hablar de ella estos días me ha dado unas ganas enormes de volver 😀
UPDATE! En Amsterdam ya no hay día de la reina, sino día del Rey (la reina abdicó el año pasado cediendo el trono a su hijo) y el día del Rey se celebró el sábado pasado. Hoy se han visto varios turistas vestidos de naranja por leer las guías pasadas…
Ja ja ja. ¡Venga ya! Qué pobres. Muchas gracias por el apunte Mu. Anoto y cambio. Me estoy haciendo vieja… ¡Yo sí que celebré el día de la Reina!