¿Merece la pena hacer yoga en Rishikesh (si no tengo ni idea de yoga)?

Dicen de Rishikesh que es la capital mundial del yoga. Cinco minutos en ella y te darás cuenta de por qué. Sus calles están llenas de centros que imparten clases de esta disciplina, sus tiendas venden todo tipo de material para practicarla, y los ashrams (comunidades ascéticas para hacer retiro espiritual) y gurús proliferan a ambas orillas del Ganges como setas. 

El yoga es un negocio que funciona en Rishikesh y una actividad que atrae a buena parte de sus visitantes. Por eso, como en todo lugar en el que hay dinero y espiritualidad de por medio, es importante saber distinguir el grano de la paja. Y paja en Rishikesh en lo que a yoga se refiere hay bastante, como también hay bastantes maestros y maestras de calidad a cuyas lecciones acuden personas de todas partes del mundo.

Pero a lo que vamos. Digamos que tú no tienes ni idea de yoga o que has empezado a practicarlo hace muy poquito tiempo, pongamos un par de meses. ¿Merece la pena entonces participar en una sesión o hacer un curso? Mi respuesta es sí. Rishikesh es el escenario ideal para descubrir y experimientar las bondades de esta práctica fisico-espiritual.

Ayudan el Ganges como sonido de fondo y la voz suave y melódica de un indio o una india que lo que tenga que decir lo dirá en inglés. No esperes encontrar sesiones en castellano pero no dejes que el idioma sea un problema. Seguir el ritmo del grupo es muy sencillo, basta con imitar dentro de tus posibilidades las asanas o posturas que el guía vaya realizando.

CLASES ESPORÁDICAS DE YOGA

En Rishikesh hay infinidad de clases de yoga y enseñanzas asociadas de todas las modalidades y niveles, desde novato hasta experto. Lo mejor es que una vez en la ciudad pases por diferentes centros y te informes sobre tipos, dificultad, precios y horarios. Pregunta también a otros viajeros, quizá ellos te sepan recomendar acorde a tu experiencia y nivel (aunque sea nulo).

Una clase esporádica de yoga inicial no debería costarte más de 200 rupias (unos 3,5 euros) y suelen celebrase a primera o a última hora del día. No necesitas llevar ningún tipo de material (esterilla, etc.). Basta con acudir a la sesión con ropa muy cómoda y ganas de aprender. Si aciertas con el sitio y después te apetece hacer un curso a ello, sino sigue buscando (y probando).

DIFICULTADES Y RECOMENDACIONES

Aunque no son pocos los que dicen que meditar en esta ciudad hace más fácil que uno alcance el moksha (liberación), no esperes que te cambie la vida asistir a una sesión de yoga. Puede que ni siquiera te relaje, es más, quizá hasta te estrese. Nervios, frustración y sentirse inútil son sensaciones muy normales tras una primera práctica tomada en serio, la realices en España o en India. 

No es nada fácil mantener una cadencia constante de respiración mientras realizas asanas e intentas mantener tu mente en blanco. Por no hablar de la meditación que es un camino largo en el que uno mejora con la práctica, con mucha práctica. Pero si nunca empiezas nunca lo conseguirás y, ¿qué mejor momento que estando en Rishikesh para intentarlo?     

Si estás decidido a viajar aquí y sabes de antemano que querrás probar esto del yoga, te recomiendo llegar con lo básico aprendido (qué es una asana, cómo hay que respirar, cuál es el objetivo de este ejercicio, qué significa namaste, etc.). Si controlas los elementos básicos aunque solo sea a nivel teórico te será más fácil entender qué está ocurriendo en la clase, ponerlo en práctica y disfrutarlo. No obstante, como digo, esto no es condición sine qua non para vivir una grata experiencia. No tengas miedo ni vergüenza. ¡Atrévete!

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