“Quiero que mi casa esté abierta al sol, al viento y a la voz del mar como un templo Maya, y luz, luz, luz por doquier”. Con semejante carta de presentación, ¿cómo no íbamos a llevarnos bien esta posada ecológica y yo? Si a eso le sumas cabañas en la arena, hamacas infinitas y la posibilidad de pasarse la noche en una playa del Caribe bebiendo destilado de caña, bañándote y contando estrellas, el resultado es que Dos Ceibas de Tulúm (Quintana Roo) resultó ser mi hotel favorito de México (por donde estuve viajando más de 20 días).
Me encantó que esté situado junto a la playa. Una playa de arena blanca y fina que arrulla el cristalino Caribe a la que puedes llegar descalzo desde la puerta de tu habitación. Ver aquí un amanecer o un atardecer es una auténtica gozada, especialmente si se hace desde el agua. Además, cuenta con tumbonas y sombrillas de madera que no retiran por la noche, excusa perfecta para tirarse allí a ver las estrellas mientras se toma un cóctel (que te puedes hacer tu mismo si llevas bebida o que puedes encargar en el bar hasta una hora prudencial. Para que te hagas una idea la chela (cerveza) se vende a 35 pesos (aproximadamente 2 euros), la copa de vino a 55 (3) y el margarita 70 (4)).
Me gustó también su filosofía de respeto al medioambiente, que intente general el menor impacto ecológico en el entorno. Aquí la electricidad se genera mediante células fotovoltaicas; las aguas negras se depuran a través de un sistema de humedales; la basura se separa minuciosamente para que pueda ser reciclada; y en su jardín, a parte de conservar la vegetación original (entre la que se incluyen varias Ceibas, el árbol más sagrado de los mayas), solo se han plantado nuevas especies autóctonas.
Pero además de una playa fantástica y una actitud de respeto al medioambiente, en Dos Ceibas se pueden realizar un montón de actividades. Por las mañanas hay sesión de yoga y, a otras horas, puedes encargar un masaje ayurvedico (tipo de medicina de origen indio) o disfrutar de un temazcal, una suerte de baño de vapor mexicano que le deja a uno como nuevo (estas actividades requieren pago extra). Tampoco será raro que al caer la noche entre unas cabañas y otras encuentres a gente realizando danzas y rituales y que, si te pasas por el bar una vez oculto el sol, seas invitado a escuchar o a participar en la música que allí se esté haciendo en ese momento.
TIPOS DE HABITACIÓN
No todas las habitaciones de la Posada Ecológica Dos Ceibas son iguales. En función de tus gustos y presupuesto podrás elegir entre varios tipos de hospedaje, todos con una decoración sencilla, sin excesos, muy agradable en mi opinión. Puedes escoger entre habitaciones dobles, estudios y bungalows. La principal diferencia entre ellos es que las habitaciones dobles son más pequeñas, baratas y no disponen de cocina (el hotel cuenta con restaurante); y entre el estudio y el bungalow que el primero está en una primera planta a la que se accede por una escalera y el segundo se ubica en planta baja.
No obstante, todas las habitaciones dobles, los estudios y los bungalows cuentan con baño individual (monísimo por cierto), cama con mosquitera (así como muy romántico) y ventilador. ¿El precio? Depende de la época. Dos noches para dos personas en fin de semana en el mes de julio puede salir por 108 euros, y en estudio o bungalow por 137.
VALORACIÓN DEL USUARIO
Según el portal de reservas Booking, este establecimiento aprueba el examen con notable alto. La nota media que obtiene tras ser valorado por 100 usuarios es de 8,3 y sus puntuaciones más altas las alcanza en ubicación (9,5), atención del personal (9) y limpieza (8,5). Algo similar concluyen los de Tripadvisor donde de 186 opiniones, 80 realizadas por parejas, 107 son excelentes y 54 muy buenas, coincidiendo en que los puntos fuertes del hotel son ubicación y limpieza.
Para mi la Posada Ecológica Dos Ceibas es el sitio perfecto para desconectar, un lugar en el que pasarse tranquilamente una semana dedicando el tiempo a bañarte en la playa, meditar bajo una Ceiba, echar la siesta en una hamaca, o hacer música en el bar. Sus empleados son encantadores y su ambiente absolutamente relajante. Si en el paraíso hay hoteles deben parecerse mucho a este.
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