Cantabria está llena de enclaves costeros preciosos, con y sin arena. Es imposible escoger uno de ellos y decir que ese y no otro es el más bello de la región. Semejante afirmación resulta harto injusta para con los demás. Desconfía de quien se atreva a hacerla: o miente como un bellaco o no sabe lo que se pierde. Ahora, si alguien me preguntara a mi a qué distancia queda el paraíso de Santander una de las primeras respuestas que me vendrían a la cabeza (que no la única) sería a menos de 10 kilómetros, en Somocuevas.
Me gusta Somocuevas porque es playa y acantilado a la vez. De hecho, para bajar a la arena tienes que descender una ladera escarpada por un caminillo generalmente seguro y transitable, aunque su estado depende de las ganas con que el temporal lo haya azotado ese año. Una vez abajo tienes que optar: izquierda o derecha. Elijas lo que elijas entrarás en zona salvaje.
El lugar es pequeño en espacio pero grande en hermosura. La parte de la izquierda es la más amplia. Dos paredes de roca protegen una pequeña cala de fina arena blanca que concentra el grueso de visitantes, muchos de ellos nudistas. Verás animales, gente jugando a palas, etc. Siéntete libre de actuar como te plaza, siempre respetando a los demás, por supuesto. El baño en el limpio Cantábrico que aquí a veces se vuelve turquesa está permitido. No obstante, ten cuidado pues probablemente no haya socorristas velando por tu seguridad.
Lo que queda de una duna separa derecha e izquierda. Crúzala y llegarás al otro lado, el dominado por la roca, especialmente desde el invierno de 2014 cuando la zona sufrió fuertes desprendimientos. A pesar de lo abrupto del terreno, cuando baja la marea surge un pequeño arenal, menos visitado y más expuesto a los ojos de quienes llegan por arriba, pero no por eso menos bonito. Desde aquí distinguirás sin problema las inconfundibles formas de La Arnía.
Dos cosas tienes garantizadas en Somocuevas: que no te de el viento (las paredes de piedra resguardan bastante los arenales y, a una mala, si el viento sopla por un lado siempre puedes cambiarte al otro), y que no haya un millón de personas (más que nada porque no caben). Ven aquí si quieres paz y tranquilidad, algo auténtico. Ni te acerques si lo que buscas es jarana y chiringuitos.
Aunque no tengas espíritu playero merece la pena acercarse a contemplar el paisaje desde arriba, donde podrás dejar el coche en una suerte de aparcamiento (quizá debería decir ‘carretera en la que se aparca’). No pocas veces el atardecer resulta un festival de nubes y colores, casi tan bonito como el que tiene lugar en la vecina Valdearenas, la inmensa playa del Parque Natura de las Dunas de Liencres.
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Pues sí, todo es así de maravillosamente cierto, y lo digo porque es mi playa habitual cerca de mi casa. Este año los golpes de mar han sido tan fuertes que demolieron toda la escalera inferior de cemento, afortunamente la han arreglado ya. Mi deseo es que se quedara discreta, apartada, natural, casi inaccesible, para preservar todo su encanto, pero compartirla, desde luego, enriquece su espíritu, con el que me identifico. Muy buena elección, Cristina, bravo de nuevo.
Mientras no nos pongan un chiringuito en la arena creo que no habrá de qué preocuparse Jasa. Ja ja ja. Me alegro que te haya gustado mi elección. A mi esta playa me encanta 🙂
Buenas
a veces nos empeñamos en buscar paraísos lejos en países exóticos y realmente los tenemos a tiro de piedra .
Una zona que no conocemos pero que se ve increíble así que tomamos nota
Un abrazo!
Pues si Belid248. Si te pasas por Somocuevas te va a gustar, estoy segura. Y ya de paso aprovecha para darte un paseo por la Arnía, Covachos y la Virgen del Mar. Son sitios que están todos al lado. Cada uno más bonito que el anterior 😉