No sé si en Polonia he tenido suerte con los albergues o si es que después de tantos años de mochilera por fin he aprendido a escoger, pero lo cierto es que la tercera de mis casas polacas me ha dejado tan buen sabor de boca como los demás. Si haces noche en Wroclaw considera alojarte en el pequeño Babel Hostel, un backpackers de los de toda la vida, con habitaciones compartidas y ambiente internacional.
Ideal por su ubicación, a pocos metros de la estaciones de bus y tren de Dworzec Glowney, lo que permite deshacerte de la mochila al poco de llegar o recogerla justo antes de volver a emprender el viaje. Desde diez euros podrás hacerte con una cama en uno de sus cuartos, todos con techos altísimos y grandes ventanas de PVC.
No obstante es este un sitio peculiar, muy familiar, de esos en los que no hay cerradura en la habitación porque, en cinco minutos, te conoces a todo el mundo (los escépticos pueden alquilar un depósito con cerradura por 10 zlotys). De esos en los que cualquier hora es buena para prepararte un té o un café y tomártelo con unas galletas en el salón (todo sin suplemento). De esos en los que tienes que guardar cola para el baño. Como si estuvieras en casa, vaya.
Podrás utilizar con libertad la pequeña cocina sin fogones pero con kettle, cafetera, sandwichiera y nevera (su sistema de etiquetas es genial). También la plancha y el secador de pelo, esto último vital si vienes en invierno. ¡No se te vayan a congelar las ideas!
El enmoquetado salón es amplio, luminoso y está recién pintado. Relájate en sus sofás, consulta sus libros, ve algo en la tele, echa una partida al futbolín o conéctate a Internet, ya sea vía WIFI (de acceso gratuito en todo el hostel) o en uno de los dos ordenadores aquí habilitados para ello. No dejes de hacer uso de la información turística que por aquí hallarás o, mejor, cualquier duda pregunta a Mary o Madalena, dos de sus encantadoras recepcionistas. Estoy segura de que te ayudarán cuanto puedan sin perder la sonrisa.
Tripadvisor lo recomienda y Viaja en mi Mochila también. Aquí nos hemos sentido como en casa. Si algún día vas a parar por allí esperamos te guste tanto como a nosotros. Y, te apetece, ¡Ya nos contarás!