Cantabria es un paraíso para los amantes del monte y los senderos. Ellos sabrán apreciar como nadie la ruta del Hoyo Masallo que nace en Astrana para morir en Riba –o viceversa–, esa que “permite adentrarse en la Sierra de Hornijo, un macizo calcáreo delimitado al norte por la falla de Arredondo, al oeste por el río Asón, al este por el río Gándara y al sur por el contacto con los materiales margosos de Soba”.
Así lo indica un panel explicativo al final de este camino lineal que nosotros hicimos de 12 kilómetros en unas 4 horas 30 minutos. ¿Dificultad? Yo diría que media porque la senda tiene un final bastante pindio de piedras sueltas; y en algunos puntos no está lo suficientemente bien señalizado para garantizar que los torpes no perdamos la pista (atención pasado el Hollo Masallo). Solo una cosa está fuera de toda duda: en otoño la ruta del Hoyo Masayo está preciosa.
“El macizo, frontera natural entre los valles de Asón y Gándara, se caracteriza por la abundancia de las formas de modelado kárstico: lapiaces o acanaladuras sobre la roca e innumerables oquedades, cuevas y simas”. Si me permites un consejo, comienza la ruta del Hoyo Masallo por la localidad de Astrana. Así te evitas la empinada cuesta que sube desde Riba (la de las “piedras sueltas”), subida que no obstante tendrás que bajar para volver a la civilización. Si quieres (como nosotros) hacer la ruta más corta (desde Astrana no son doce kilómetros, son más) comienza mas arriba del pueblo.
En este primer tramo el camino es una pista enorme y cómoda, es imposible perderse. A ambos lados vacas y caballos campan a sus anchas; no es raro ver perros y cazadores también. Es el punto más alto del paseo, está aproximadamente a mil metros sobre el nivel del mar.
Poco a poco la pista irá desapareciendo y transformándose en un camino rural de hierba y piedra que discurre por zonas cada vez más arbolada. “Castaños (castanea sativa) y encinas (quercus ilex) junto con pastizales dedicados al uso ganadero conforman el panorama vegetal de la parte más baja de la sierra, mientras el haya (fagus sylvatica) se hace dominante en la parte más alta”.
Hasta esta preciosa estampa te guiará una improvisada tubería (ese cable negro). Va directa a una bañera que sirve de bebedero para el ganado. Desconcertantemente curioso bebedero para el ganado. Para el ganado.
“El Hoyo Masallo es una depresión labrada en las calizas del Cretácico inferior. Es una uvala en términos geomorfológicos, una forma de relieve externa habitual de las áreas calizas, de planta aproximadamente circular, donde se concentran procesos de disolución derivados de la conversión del carbonato cálcico en sales altamente solubles tras el contacto con el agua de lluvia acidulada”. Lo que ves es una parte del hoyo en cuestión, más concretamente una imagen que no le hace justicia. Su vista panorámica es realmente bonita.
“El fondo fértil de esta depresión se halla tapizado por verdes prados y diferentes especies de brezos (calluna vulgaris). Sus bordes quedan definidos por breves canales de desagüe colonizadas por una vegetación compuesta en su mayor parte de espinos (crataegus monogyna)”. Ojo con los espinos, pinchan. Y ojo con cómo cruzas el hoyo que, teóricamente, debe ser bordeado por su parte izquierda y no caminado en linea recta (como hicimos nosotros que, en realidad, ¡funcionó!).
“Los tocones muertos contribuyen a cerrar el ciclo vital del bosque”. Por lo visto los árboles decrépitos son el new black, una fiesta. Procura no pasarlos por encima en plan trapecista. Si te resbalas y te partes una pierna bajarte no será fácil ni barato.
Durante tu camino podrás “apreciar brezales secos en todos sus subtipos y hayedos acidófilos atlánticos con sotobosque de acebo (ilex aquifolium) y, ocasionalmente, de tejo (taxus baccata)”. También más castaños y más avellanos. A estas alturas de la película ya habrás empezado a bajar y tu camino se irá empinando cada vez más.
“Nuestro caminar transita por senderos empedrados y callejos, en todo momento bajo la espesura de un bosque mixto de hayas, avellanos (corylus avellana) y castaños”. Lo que yo decía. Todo muy bonito y muy vegetal, cada vez más empinado. Con suerte encuentras algunas setas, también algunos monguis. Baja despacito y mirando dónde pones los pies. ¡Esas hojas secas podrían estar huecas!
Y por fin Riba. ¡Enhorabuena! ¡Has llegado al bar! Digo… ¡Qué ruta tan bonita y qué bella es Cantabria! Que también es verdad.
(*) NOTA: Si tienes pensado hacer la ruta del Hoyo Masallo encontrarás información mucho más detallada en Rutas de Cantabria. Este portal hace un recorrido un poco más largo y enlaza a este mapa descargable para GPS de Wikiloc, cortesía de Robertorio, un autor que ha publicado más de 40 rutas, muchas de ellas de esta misma zona. ¡Gracias Robertorio!
(*) NOTA II: ¿Masallo o Masayo? ¿Riba o Riva? Aunque en Internet predomina la segunada forma de los dos, yo me quedé con la primera por aparecer en el cartel encontrado al iniciar la ruta. Empiezo a dudar de mi acierto pero, como es nombre propio de momento he decidido mantenerlos así. Espero que nadie se me ofenda, no es mi intención atentar contra la ortografía cántabra en este post.
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CÓMO ENCONTRAR SEGUROS DE VIAJE BARATOS (por si te averías en el monte y tienen que venir a buscarte en helicóptero, ¡qué espero que no!)
Ay que preciosidad y tanto más bonito y maravilloso por la forma tan particular que tienes de contarlo, tengo que ir, a ver si se apunta mi grupo Scapha y Fernando Obregón, que seguro lo conoce tan bien como tú, ojo, Cris, “resvala” es resbala, las ratas de imprenta que decíamos en mis tiempos, saludos
Gracias por tu comentario José Antonio (y por ‘matarme’ una rata 😉 ). La verdad es que el monte estaba precioso, seguro que Scapha y Fernando Obregón lo conocen mejor que yo. Je, je, je. Un abrazo grande desde Santander.