México en imágenes (II). Yucatán, Quintana Roo y DF

Tras México en imágenes (I). Guanjuato, Veracruz, Chiapas y Campeche llega la segunda parte de mi aventura mexicana, la que trae aires de playa, sol y mar, y tiene ecos revolucionarios. El Caribe (Yucatán y Quintana Roo) y DF fueron las últimas paradas de mi viaje y, como podéis ver, ambas me dejaron un grato sabor de boca, cada una a su manera.

Fue llegar a Yucatán y encontrarnos con el mar. ¡El mar! Esa inmensa masa de agua tan apreciada por los que hemos nacido en costa. Esta estampa me la encontré en el pre-Caribe, lo que viene siendo antes de llegar al Caribe lógicamente. Esta zona no era lugar de baño pero si un punto fantástico para disfrutar de la vista y de la brisa. ¡Espero que a estos peques no se les ocurriera saltar!

México es famoso por su tequila y también por su mezcal, que es como el tequila pero deja un regustillo final mucho mejor. Pero además de margaritas excelentes, como el que me tomé en la terracita del Brasa Leñha de San Cristóbal de las Casas, preparan un montón de combinados más con nombres muy curiosos: paloma, cabaña, clamato… Y por supuesto cervezas. La Indio (que es la que me estoy tomando yo aquí en Yucatán) es una de las más populares. Si te pasas con el alcohol no ocurre nada (que no digo que os paséis, ¿eh?). “En México tenemos una gran cultura de la resaca” que diría el periodista @santiarias.

Me encantó la visita a la salvaje Calakmul, pero la que hice a la archiconocida Chichén Itzá no me dejó indiferente. Ya sé que este lugar es extremadamente turístico, pero qué queréis que os diga, no me extraña. Puede que te metan un palo que no veas por entrar en el recinto, y puede que los cientos de mercaderes que se han instalado dentro sean unos pesados, pero a mi me gustó mucho. ¿Mi recomendación? Que hagáis el recorrido con un guía, que en mi caso fue un tal Romi de Jesús (llevaba un paraguas verde y una gorra de Nueva York), permite contextualizar todo lo visto y salir de allí sabiendo un poco todo lo que se ha oteado.

Si las hamacas no son Patrimonio de la Humanidad deberían serlo. ¡Me encantan! No entiendo cómo he podido vivir tantos años sin ellas. Cuando uno llega a la zona Caribe están por todas partes. Yo le cogí especial cariño a esta de la Hacienda San Francisco en la que pasé la noche. Sí, sí, como os lo cuento. Dormí en esta hamaca (4 horas, pero dormí, las noches son cortas en los blogtrips). Pero la idea de esta foto con ‘mi mochila’ fue de @Lalaviajera. Mola, ¿eh?

La palabra cenote viene del maya ts’ono’ot que significa cueva con agua. Dos fueron los cenotes que tuve la oportunidad de visitar durante mi viaje por México: uno selvático y enorme en la región de Campeche, y otro chiquito y de gruta en Quintana Roo, muy cerca de Tulum (el que aquí os enseño). Hacer snorquel bajo sus aguas fue una gozada, entre otras cosas, porque estaban bastante calentitas.

Esta foto no es de Instagram, vale, pero es que fue tal la relajación que alcancé en Tulum que dije, ¡a disfrutar! Y pasé un poco del Internet. No tengo palabras para el Caribe. Me encantó, me encantó y me encantó. Me hubiera quedado para siempre en el Dos Ceibas, un hotelito ecológico lleno de hamacas y palmerillas, de música y hippies, con entrada directa a la playa, con un cielo estrellado que me dio unos baños casi mágicos a altas horas de la madrugada. Aunque no pudiera encontrar la Osa Mayor porque, ¡estaba por debajo del horizonte! Yo no me lo pensaba, si el dinero no es problema y quieres desconectar el Caribe de Quintana Roo es una opción excelente.

Se mire por donde se mire México DF es una ciudad que impresiona. 23 millones de habitantes más los que hayan llegado hoy conviven en esta urbe de dimensiones colosales que parece crecer espontáneamente. Al aterrizar de día en su aeropuerto, cuyas dos únicas pistas quedan enclavadas en el centro de la población, el mar de casas que se avista es infinito. Me cuentan que de noche la vista es mucho más impresionante: luces, luces y luces hasta donde alcanza la visión.

Como en cualquier gran úrbe que se precie, en DF uno puede encontrar cualquier frikada que se le ocurra, o casi. En una tienda del centro vi estas Converse con motivos de Superman. ¿Creeis que Clarck Ken vestiría sus pies con este diseño? Yo tengo mis dudas.

En la Avenida Juárez, una de las principales arterias de la ciudad, encontré una acampada de profesores. De más de 10.000 personas según los integrantes de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE), dato que saqué de mis entrevistas a sus acampados (esta es la cifra más baja, algunos me hablaron de 15.000 personas). Esta fue la mayor sorpresa que encontré al llegar a México DF donde tuve la oportunidad de escuchar la versión de los manifestantes que, en otoño de 2013 y según sus palabras, estaban “en lucha por la educación pública” y sus “derechos laborales”.

Y donde hay manifestación hay policía. Eso es así. De esta guisa dejé el DF a mi partida, tomada literalmente por los cuerpos de seguridad del estado, que en principio velaban por la seguridad de la ciudad el día del aniversario de la matanza de la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, en cuyo recuerdo se convocó una marcha que tenía previsto atravesar la ciudad. Tanto despliegue policial da respeto y, para mi, en la práctica, resultó un engorro. ¡Cortaron los autobuses al aeropuerto! Cosas que pasan… en México.

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