Sobre viajes y saltos mortales

Algunos viajes son como saltos mortales. Sabes que van a ser los mejores, que pocas cosas vivirás con tanta intensidad, y que cuando vuelvas a tierra te sentirás orgulloso de haberlos realizado. Manejas al dedillo la teoría, has practicado con anterioridad, y ejecutada la acción tienes casi seguro que el graderío aplaudirá. Después se apagarán las luces y, para casi todo el mundo, la vida seguirá igual.

Próximo destino: Noruega

En mi caso, y no sé si en otros, no importa demasiado cuántas veces ni a qué lugares me haya dado por saltar. No importa la experiencia ni las horas de entreno. No temo a la improvisación, a los lestrigones ni al colérico Poseidón. Le he quitado la magia a gran parte del ritual de preparación, y si algo aborrezco sin medida son las despedidas.

Solo es un salto te digo, me digo, pero tiemblo mientras me acerco al borde de un trampolín que para mi tiene forma de terminal. ¿Y si estoy dando un mal paso? pienso. ¿Cómo he llegado aquí? me pregunto. Me tiemblan las piernas, las manos, los ojos. Tengo vértigo. Quiero fumar. Sé que antes de subir al avión respiraré muy profundo, como si entre las nubes el aire me fuera a faltar. Probablemente haré alguna llamada nerviosa, inapropiada. Con toda seguridad valoraré la posibilidad de no embarcar y, como hace un año, lloraré.

De ese instante de ansiedad me sacará un oficial. Me pedirá el pasaporte, cruzaré el pasillo, buscaré mi asiento y me abrocharé el cinturón. El avión despegará y con tanta emoción como lágrimas en los ojos sentiré cómo vuelvo a estar en el aire. Ya está hecho, ya no hay vuelta atrás. Y entonces lloraré más.

Cuando se apague la luz de seguridad, justo en el momento que empiezo a echaros de menos aún sabiendo que pronto el destino nos volverá a juntar, volveré a respirar hondo y con el rímel corrido sonreiré. Sonreiré porque el salto ya está dado. Sonreiré porque no puedo imaginar lo que va a pasar. Sonreiré convencida de que si hay algo que merece la pena en esta vida es arriesgarse a dar un salto mortal.

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