Polonia. Ruta fotográfica por Polska

Instagram es una de mis formas favoritas de contar un viaje. Me encanta porque me permite mostrar historias de una forma muy personal y subjetiva. Enseñaros lo que más me ha llamado la atención de un destino sin destripároslo para que un día cuando vosotros lo visitéis os sorprenda igual que a mi o parecido. Aquí más que en ningún sitio apuesto por la calidad y no por la cantidad, por eso no subo mil millones de imágenes por día y, por supuesto, cada foto que publico es en directo o casi, pues tal es el espíritu de Viaja en mi Mochila.

Como sé que no todos sois usuarios de esta red de fotografía móvil (ni falta que hace) he pensado recopilar mis instantáneas viajeras en esta APP vía post. Y he decidido empezar por Polonia, un país que me sorprendió muy gratamente y al que estaré encantada de volver cuando el destino me lo proponga. Sin más dilación pasen y vean. Así viví yo Polska.

Los pintores cracovianos toman la Plaza el Mercado de la ciudad. Pero no sólo cuadros encontraréis en este enorme Rynek Glowny. Además es un sitio lleno de leyendas donde las palomas están encantadas y los hermanos luchan a muerte por ver quién consigue hacer la torre más alta y hermosa.

En los callejones que salen de la calle Florianska de Cracovia encontré un montón de pasadizos secretos como este. Eso sí, ninguno llevaba al Castillo de Wawel.

¿Cuántas veces habéis visto este andén en televisión? Auschwitz-Birkenau es visita casi obligada para todo aquel que pasa por Baja Silesia. Un lugar con un pasado horrible pero que conviene recordar, aunque sólo sea para que la historia no se vuelva a repetir.

Aquí tenéis la pared de mi habitación en el Moon Hostel. Un albergue bueno, bonito y barato en el que me prestaron una bici. Si vuelvo por Cracovia seguro que repito.

El polaco es un idioma difícil no, lo siguiente. Y una de las cosas que más me impactó es que ofrecían droga por todos sitios. ¿Quieres saber qué significa eso? Pues echa un ojo al diccionario polaco para pardillos. Si pasas por este país lo mismo te saca de un apuro.

Vas por la avenida principal de Varsovia, suena música y la empiezas a seguir. Primero por una calle enorme, después por unas estrechas escaleras y, de repente, te ves en un bar-cueva escuchando a un tal Michar Rogalski del que no has oído hablar en tu vida. Me encanta cuando me pasan estas cosas.

Varsovia, ciudad de grúas. Se comprende mejor cuando uno cae en la cuenta de que los nazis derribaron el 85% de los edificios de la ciudad. Por lo visto Hitler quería hacer de la capital polaca un lago. Que buena gente, ¿eh?

Cuando me voy de viaje siempre guardado un ratito para ver algún atardecer. Aquí tenéis uno sobre el Wisla a su paso por Vasovia. La foto está tomada desde uno de los puentes que llevan a Praga, uno de los barrios más alternativos y peligrosos de la ciudad.

A poco que me hayáis seguido os habréis dado cuenta de que me encantan los libros y las librerías. Este es un escaparate varsoviano con miles de tomos que probablemente nunca entenderé.

¿Se os ocurre una forma más bonita de cruzar la calle legalmente? Este curioso paso de zebra musical me lo encontré en Varsovia, justo en frente del Pene de Stalin.

Con este lago de cuento tropecé en la pequeña localidad de Boleslawiec. Se llama el lago de los cerdos y no, no es porque aquí acostumbren a arrojar políticos.

Mi amiga Magadalena, polaca de toda la vida de dios, es la mejor bailarina de flamenco que conozco. Es más, es tan buena que en su país es profesora de flamenco. Ya sabía yo que no me iba a dejar marchar sin bailar un rato. Con ustedes yo y todo mi ‘arte’.

Del sol de Varsovia pasé a la nieve de Wroclaw. Esta estampa tan navideña la crucé en la Isla de Slodowa. Nieve virgen a estrenar.

A estos camellos tan majos les hice una visita en el zoo de Wrocaw, el más grande del país. Todavía me estoy preguntando qué tal llevan eso de la nieve y de los cero grados. ¡Pobres!

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