Edimburgo con 100 euros, cuaderno de bitácora

Tras la buena acogida de Polonia, cuaderno de bitácora llega Edimburgo con 100 euros, en esta ocasión diario de viaje y reto a la vez. ¿Conseguiremos sobrevivir de domingo a jueves en esta bella ciudad con este dinero? Nosotras decimos que sí. Ustedes hagan sus apuestas y pónganse cómodos. Escocia, ¡allá vamos!

DOMINGO. 14:43 horas. Lo primero que he hecho al llegar a Edimburgo ha sido perder la cartera. ¿Lo segundo? Encontrar la cartera 😀 Mientras tomamos un té en la terraza del West End Hostel (el más barato que hemos encontrado) decidimos si subir Calton Hill o Arthur’s seat. 14:55 horas. Suena Pete Murray en el hostel. Me encanta este sitio. 23:49 horas. ¿Por qué escoger sólo uno cuando tenemos energía para subir los dos? Eso hemos pensado y eso hemos hecho. Tras haber probado un queso de Manchester sabor ‘cebolla caramelizada con vino tinto’ (sabía a cebolla, no os penséis) en un mercadillo gastronómico, artesanal y de reciclaje de Castle Street hemos atacado Calton Hill, esa bonita colina con templetes de estilo griego que hace que Edimburgo sea llamada por algunos la Atenas del norte.

Un par de fotos en el cañón a los pies del Monumento a Nelson (hay que ver como les gusta a los británicos recordar la Batalla de Trafalgar) y una extraña charla con unos escoceses que practicaban para un “ritual del solsticio que se hace con fuego y gente semidesnuda” (palabras textuales de un alegre escocés), hemos bajado del monte para visitar el Old Calton Cementery, probablemente el campo santo más famoso de la ciudad. Sí, en este cementerio está enterrado el señor David Hume (1711 – 1776). Acto seguido coffee take away en mano hemos puesto rumbo a Holyrood Park. Los caminos que llevan hasta Arthur’s Seat no son inescrutables o, por lo menos, no siempre. Algunos se ven bien (sobre todo en la parte baja de los montecillos) y otros son más bien imaginarios.  Aún con todo nuestras botas de montaña han respondido y nos han llevado 251 metros arriba para ver Edimburgo y sus alrededores. 360 grados de montañas nevadas, castillo, iglesias y mar. ¿Qué más se puede pedir?

LUNES. 8:31 horas. Desperezando… Mmm… Abro el ojo y veo que no está lloviendo (¡Toma!). xx:xx horas. Hemos paseado de West End a Portobello (para quien no conozca Edimburgo es el equivalente a una santa caminata que flipas). Hemos pisado playa y hecho un picnic junto al mar, no sin congelarnos un poco con el viento para luego volver al mundo en uno de esos autobuses urbanos de “no tengo cambio, o me das el dinero justo o te quedas en tierra”. Y la noche, ¡ay la noche! La empezamos tomando una pinta en The Grosvenor, una taberna llena de libros, y la terminamos en un pequeño garito llamado The Royal Oak donde unos escoceses muy simpáticos cantaban y tocaban el banjo, la guitarra, el violín y otros instrumentos que iban añadiendose a ratos. Mientras probábamos la Drambuya, un licor típico de por aquí. No penséis mal, sólo un poquito, que es lunes y nosotros gente de bien. Sólo lo suficiente para agradecerle en persona el concierto al cantante. ¡Qué hombre más entrañable!

MARTES. 7:56 horas. Hoy no es que no llueva. ¡Es que hace sol! Me deslumbra desde la cama. Todos los días dejamos los museos para mañana por si llueve pero, al final, nunca llueve. Así que no sé qué haremos hoy, si ir a conocer a la oveja Dolly o si intentar cruzar a la isla de Cramond. Lo primero desayunar que con tanta música hemos hecho hambre. ¡Ah! De momento estamos cumpliendo el objetivo de ‘Edimburgo con 100 euros’ gracias en gran medida a nuestro gusto por caminar, el apoyo del Sainsbury’s (cadena de supermercados británica) y la terraza descubierta de nuestro hostel. 10:50 horas. Hace sol pero hay unos nubarrones negros un tanto amenazadores (estratocúmulos no sé cual según un libro de meteorología muy majo que he apañao). Nos vamos al Old Town.

19:30 horas. El paseo por el Old Town, incluyendo Grassmarket, no ha sido pasado por agua. De hecho ha terminado con picnic en Meadows, un enorme parque situado cerca del casco viejo y la universidad. De buena gana me hubiera echado una siestecita al sol (sobre todo si hubiera calentado un poco más). También hemos visto un montón de bares (¡será por tascas en Edimburgo!): The Elephant House, famoso porque en él J. L. Rowling comenzara a escribir Harry Potter; The Last Drop, celebre por ser el pub en el que los condendos a muerte empinaban el codo por última vez… Y hemos ido al Museo de Dolly (es la primera vez que voy expresamente a un sitio a ver una oveja, ¡qué cosas!), el National Museum of Scotland. Es muy variado y divertido, lleno de esculturas extrañas y animales. Allí he hecho un dibujo de un dragón que he dejado colgado para disfrute de las generaciones venideras 😀 Aunque yo lo que quería era ponerme el traje de astronauta pero la señora de seguridad no me ha dejado porque era la hora de cerrar. Y ahora, sin más dilación, voy a preparar unos ricos pies con gravy. Mis ex jefes ingleses estarían orgullosos de mi.

MIÉRCOLES. 8:18 horas. El cielo está gris en nuestro último día en la capital escocesa. Creo que vamos a aprovechar para acercarnos a la capilla de Rosslyn, fundada por Guillermo Saintclair, primer conde de Caithness, descendiente de los caballeros normandos según dicen. Sí, es la iglesia que aparece en El Código Da Vinci, el bestseller con el que hace algunos años se forrara Dan Brown. Teorías conspiratorias al margen dicen que es muy bonita. 10:55: horas. Como se ha puesto a llover hemos pensado cambiar la iglesia por un paseo de retro tiendas, charities y cualquier otro sitio curioso que se nos encapriche por el camino. Además es lo suyo dejar siempre algo por ver para tener excusa para volver, ¿no? xx:xx horas. Música en vivo dentro de una iglesia que ahora es un bar tras haber visto una iglesia que ahora es un hostel, dos días después de haber entrado en una iglesia que ahora es un rocódromo. ¡Estos escoceses si que saben reutilizar las iglesias! Cerveza, sidra e IrnBru -un refresco de naranja hiper dulce que por lo visto en Escocia se vende más que la cocacola- nos sirven para irnos con muy buen sabor de boca de esta ciudad. El guitarrista toca Clocks, de ColdPlay, como si quisiera comenzar una cuenta atrás.

JUEVES. 4:43 horas. Después de hora y media vagando por las calles (culpa de un cúmulo de despropósitos y varios autobuses que no iban donde tenían que ir) llegamos al aeropuerto. Nos ha tocado noche de simulacro de incendios. ¡Qué suerte! Durante 10 minutos suena una alarma insoportable (la primera vez está bien, a partir de la cuarta ya es insoportable, en la 10 ya estás deseando matar) seguida de un mensaje tranquilizador “se ha activado la alarma de incendio en otra parte del aeropuerro. Por favor mantenga la calma y quedese donde esta”. ¡Qué calma ni qué calma si me estáis volviendo loca con la sirenita! En fin. Aún con todo, y en todo incluyo el frío que tengo en los pies (¡madre qué frío!), hemos conseguido dormir un par de horitas. De hecho, la arqueóloga-antropóloga más maja que las pesetas que se ha venido conmigo hasta aquí aún tiene con el ojillo cerrado. Que aproveche porque le queda poco: el aeropuerto comienza a despertar. ¡Volamos en menos de dos horas! Y, por cierto, hemos superado con éxito el reto de pasar estos días con 100 euros, pero esa es una historia que mejor os cuento otro ratito.

EPÍLOGO. Esta segunda visita a Edimburgo me ha convencido de una cosa: me encanta. Si próximamente decido un exilio ya tengo claro dónde será. Si tienes oportunidad visita esta ciudad. Ya sea por su paisaje, su oferta cultural o su intensa actividad musical estoy segura de que te encantará.

#POSTAMIGO

Dos días en Edimburgo: día 1 y día 2, por Mad about Travel

Escocia, descubriendo las Highlands, por PatriRoj

15 comentarios en “Edimburgo con 100 euros, cuaderno de bitácora

    1. En ello estamos y no te creas que nos va mal! Eso si, hay una excepción: podremos rebasar la ‘barrera’ de los 100 euros si las pintas nos lo exigen. Lo primero es lo primero. Ya os contaremos en qué acaba esto 😉

        1. De momento no van a parte. Tú qué te piensas? Somos gente seria y formal. Jajaja. Por cierto, la sidra de pera que le dieron a tu padre posiblemente se llamaba ‘Peraider’. Como se que te va a encantar te lo digo xD

  1. Wow!!! Super reto! ¿Cómo lo habéis conseguido? Porque Escocia no es barato, que digamos…

    Me encanta que te hayas enamorado tanto como yo del país más maravilloso del mundo mundial 😉 Y lo dicho, que si quieres, hacemos un postamigo!

    1. Ah… Es un secreto (que se basa en andar, andar, andar; ir de picnic y buscarte un hostel con una bonita terraza para desayunar). ¡Hasta nosotras nos hemos sorprendido! A ver si pronto montamos un post con todos nuestros ‘truquitos’ 😉

  2. Pingback: Qué ver en Edimburgo en dos días | Madaboutravel
  3. Pingback: Escocia: descubriendo las Higlands | Crónicas de una cosmopolilla

Responder a Cristina E. Lozano Cancelar respuesta